Me sobrevuelas en lo profundo de la noche
mientras escribo en mi mente
sonetos que no recordaré por la mañana...
Me persigues como una pantera a su presa
y sin ningún miramiento
me dejo atrapar...
Me transformas en un niño
para jugar sin tapujos
en laberintos de papel...
El frío no me inquieta
sólo recuerdo tu mirar,
no sé porqué
me trae paz,
me transporta...
Me asusto?, quizás...
Me gusta?, también...
La suave brisa me acaricia,
se arremolina incluso con mis deseos,
y cierro mis ojos
me dejo llevar,
allí,
donde tú estás...