Aquellas mañanas en las que me levantaba
y te veía al lado mío,
aquellos desayunos en los que compartíamos
el comenzar de los labores diarios,
aquellas llamadas furtivas para mostrarnos
un amor aún más furtivo,
aquellas escapadas fulminantes para demostrarnos
emociones, pasiones y calores mutuos,
aquellos abrazos interminables...
Aquellas caricias que provocaban infinidad
de películas que nunca encontraban su final,
aquella felicidad inconmensurable que hacía
que uno se sintiera pleno,
y que íntimamente se sabía que el otro
era pleno también,
aquellos besos, la mayoría apasionados,
la otra mayoría dulces, y los restantes
sólo superados por la primer mayoría...
Aquellas caminatas hombro a hombro,
mano contra mano, y el corazón recostado
en la templanza del otro,
aquellas lágrimas secadas, contenidas y
hechadas a desaparecer por una mirada
complaciente y reflexiva,
aquellas alegrías regadas con sonrisas francas
y estrepitosas carcajadas,
aquella felicidad interminable
que daba fuerzas para seguir adelante,
que nos nutría de coraje
para despedazar sin tapujos al más grande
de todos los problemas, fuera cual fuera,
y se llamara como se llamara...
Aquellas canciones cantadas a viva voz,
no importara cómo,
pero en ellas se dejaba el alma,aquellas cenas preparadas a cuatro manos,
para terminar degustándolas en el lecho
de la pasión,
aquellos proyectos, algunos a dúo,
otros como solistas, pero que ni bien se notaba
desafinaban en algo, el otro tenía el tono exacto
para recomenzar la obra...
Aquellos encontronazos, fusiones, articulaciones,
movimientos y entrecruzamientos de nuestros cuerpos,
guiados por la sed de acaparar al otro
para soltar el último suspiro del amor...
Todo aquello
ya no está... ¿volverá algún dia?...
ojalá...