Casi me enredo
al caerme entre tus ojos
y mi hombro,
soñando que estabas ahí,
que nos habíamos encontrado,
que nos habíamos emocionado juntos...
Recorrí cada entorno
de las comisuras de tus labios
saboreándolos mordazmente,
estremeciéndome con el
exótico aroma de tu encanto.
Mi mano se dedicó
a deslizar tu suave
y tersa piel,
morena apenas,
y tu perfume inundó
mis gustos...
Tus caderas
las sentí contra mí,
y esperé que todo tu cuerpo
me enfrentara.
No sé si sucedió
en realidad,
pero aún
tu sentir me persigue...